Ropa sostenible para veganos y vegetarianos

Ropa sostenible para veganos y vegetarianos

“Quiero confesarme, padre… porque él pecado:

Soy una gran defensora de los animales y vegana”

 

Esto es lo que mi yaya se imaginaría que le decía al cura, y además que mi penitencia sería comer únicamente vegetales.

 

Mis inicios de veganismo por el año 2005 fueron difíciles, ya no sólo por las explicaciones que tenían que dar sino porque conseguir comida vegana era como buscar agua en el desierto.

 Y cuando la encontré, le dejabas un riñón y parte del hígado para poder pagarle a la señora del herbolario.

Así fue como me adentré en el maravilloso mundo de las catadoras de lechugas, pues sólo me recibieron eso, fuera de casa, a la hora de comer.

Acompañada de una buena discusión, qué en esos momentos, se hizo de interés turístico nacional el explorar los entresijos, qué cómo cuando y porqué, de mi alimentación basada en vegetales.

Expresiones como:

“Eso no es sano. Te vas a poner mala. Sin carne te vas a morir. Qué necesidad. Venga! coge un poquito de jamón, si eso no es carne. Mujer, si por uno no pasa nada, nadie se va a enterar”

Y yo sin darme cuenta, hasta ese momento, que estaba rodeado por integrantes del Comité Nacional de Nutricionistas españoles.

 

Con el tiempo entendí que, al vivir en esta sociedad, tenía que mimetizarme o acabaría como el “probe” Miguel.

Pasé de ser una Kale borroka de los animales a vivir en el caballo de Troya.

 

Adopté una estrategia básica del Reino Animal: Mimetización.

La cual no sólo me permitiría contribuir a reducir mi huella ecológica si no también a integrarme en esta sociedad que condena al “raro” por llevar unos hábitos alimenticios diferentes a lo que marca Arguiñano.

 

Quizás la seda con la que se fabrican las prendas de Ekana, procedente de gusanos, no sea del todo apto para un determinado sector del veganismo más puro.

Aunque debo decir en mi defensa qué, al ser telas recicladas, esos gusanos no han tenido que producir más seda para más telas.

Y este es uno de los soldados de mi caballo de Troya.

 

carmen

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